Historia de San Valentín
Raíces precristianas:
En base a varias leyendas, los expertos creen que el actual Día de San Valentín tiene su origen en una festividad de tres días de la Antigua Roma.
Desde que las instalara Evandro, el rey de los arcadios según la mitología, esos días se celebraban las Fiestas Lupercales.
Éstas hacían honor a Lupercus, el protector de los pastores y sus rebaños. Y también a la loba que amamantó a los gemelos Rómulo y Remo, quienes según otra leyenda fueron los fundadores de Roma.
Valentín era un sacerdote que, hacia el siglo III, desafió al emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes porque a su juicio los solteros sin hijos eran mejores soldados.
En base a varias leyendas, los expertos creen que el actual Día de San Valentín tiene su origen en una festividad de tres días de la Antigua Roma.
Desde que las instalara Evandro, el rey de los arcadios según la mitología, esos días se celebraban las Fiestas Lupercales.
Éstas hacían honor a Lupercus, el protector de los pastores y sus rebaños. Y también a la loba que amamantó a los gemelos Rómulo y Remo, quienes según otra leyenda fueron los fundadores de Roma.
Valentín era un sacerdote que, hacia el siglo III, desafió al emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes porque a su juicio los solteros sin hijos eran mejores soldados.
Según cuenta la leyenda, el sacerdote Valentín consideró injusto el decreto y desafió al emperador. Lo hizo casando en secreto a parejas jóvenes.
Un oficial quiso ponerlo a prueba. Lo retó a que devolviese la vista a su hija Julia, que había nacido ciega. Valentín aceptó y le devolvió la vista. El oficial, carcelero de Valentín, y toda su familia abrazaron el cristianismo.
Las acciones del sacerdote llegaron a oídos del emperador quien lo llamó a palacio.
Valentín aprovechó para hablar al emperador de su fe y, aunque parece que en un principio al emperador le interesó lo que escuchó, fue disuadido por el gobernador de Roma y, finalmente, mandó decapitarlo.
Un oficial quiso ponerlo a prueba. Lo retó a que devolviese la vista a su hija Julia, que había nacido ciega. Valentín aceptó y le devolvió la vista. El oficial, carcelero de Valentín, y toda su familia abrazaron el cristianismo.
Las acciones del sacerdote llegaron a oídos del emperador quien lo llamó a palacio.
Valentín aprovechó para hablar al emperador de su fe y, aunque parece que en un principio al emperador le interesó lo que escuchó, fue disuadido por el gobernador de Roma y, finalmente, mandó decapitarlo.
